Por Sr N
Amigos y amigas, el sábado 18 de junio, en Bar La Cantera, se presentó con bombos y platillos el primer compilado de un nuevo sello independiente. Un grupo de trabajo comprometido y aguerrido. Un montón de rockeros de corazón que viene metiendo ruido hace rato, pero que faltaba reunir en torno a un objetivo común. Se unieron, se juntaron, destaparon varias ideas y de ellas salió el acople perfecto: Acople Records.
Y de éste, del ruido circunstancial de esta celebración se encargaron los conocidos y premiados muchachos de Lisérgico, seguido de varias latas aplastándose, varias botellas quebrándose, unas sirenas a lo lejos, muchas bocinas, gritos en la calle, celebraciones y copas quebradas en saludes inacabables.
Luego un descanso. Luego un show de putas. No, no exactamente de putas. Una puta puede ser, Philipina Bitch, para ser más precisos, aunque de putas no tenga nada. Junto con dejar a los muchachos de Gentecomun Diseño cuidando la mercancía, Philipina Bitch se entrego a la audiencia que había venido especialmente a verlos a ellos. Sí, eso, no todos sabían que acá se lanzaba un sello, no todos celebraban la misma torta, pero todos estábamos acá, en el mismo lugar donde hemos visto y escuchado a las mejores bandas rock en Valparaíso en los últimos dos años, con la misma gente que uno ve en cada lugar donde se instale un amplificador, los oyentes que no faltan y que nunca van a faltar, los fanáticos de la música que se las rebuscan para no tener fin de semana (domingo incluido) sin música en vivo. Philipina Bitch tiene oficio y aunque no me sabía ninguna canción, algunas si me suenan, y aun las que no me suenan, suenan bien. Guitarras experimentales, demenciales, psicodelia por error, todo esto ilustrado con unas luces de colores que me hicieron ver la lluvia morada y verde por los días siguientes.
Todos estábamos acá, en Bar La Cantera, donde se vende el compilado a sólo 2 mil pesos, donde se vende el DVD a sólo 3 mil pesos. Regalado, pienso y compro cinco de cada uno. Claro, me lo podrían haber regalado, pero le falta confianza a este Sr. N para andar pidiendo cosas, ¿no?.
Se acaba Philipina y salen los paraguas. Quiero decir que afuera llueve, hago como que me voy, pregunto quién viene ahora, Dientediamanto himself me dice que Kafarenass y yo dudo. Nadie, ni yo, sabe cuál fue mi decisión. Pero Kafarenass hizo aparecer olores varios, vasos arrojados con vehemencia y paz, mucha paz. Paraguas en mano, tomo un camino zigzagueante a Cerro Alegre, compro mi última cerveza y la arrojo desde lejos a los pajarones. No quiero más, me digo, ya ha sido suficiente. Y tengo dos joyas en mi mochila, un pantalón empapado en lluvia y cerveza, un paraguas rojo que perderé, una chaqueta nueva sin botones, una nota que escribir. Pienso, me falto puro firmar contrato, pero eso ya es gol de otro partido.
También puedes descargar el compilado desde La Ultima Papita.